lunes, 14 de septiembre de 2009

¿Sabemos lo que festejamos?


Rafael Espino Guzmán

En un viejo hormiguero se solía hacer una gran fiesta a mediados de año. Todas las hormigas esperaban ansiosamente esta fecha, porque era la única oportunidad en la que suspendían su afanosa tarea, y no sólo eso, además era un momento en el que comían hasta saciarse de sus provisiones. Decoraban con pepitas hermosas la bóveda del hormiguero, organizaban concursos varios, preparaban obras teatrales, conseguían los mejores músicos para el momento. Era un evento magnífico que muchos otros hormigueros deseaban tener.

El día de la celebración se realizó todo según la costumbre. Se deleitó el hormiguero completo con los suculentos platillos; gozaron de los hermosos regalos; bailaron alegremente.

Al momento del brindis una de las hormigas más respetables dio un discurso. Cuando ésta casi acababa, una hormiga pequeñita interrumpió:
–¿Qué es lo que festejamos?, preguntó la pequeña.

Todas quedaron paralizadas. Era lógico que muchas de ellas supieran el motivo de la fiesta, pero la pregunta que dio a flote daba evidencia que habían borrado de su memoria el motivo del festejo, y peor aún, olvidaron educar a las pequeñas hormigas sobre lo el origen de tal costumbre. “Mamá-hormiga”, quien cumplía años, estaba en uno de los rincones del hormiguero y muy pocos habían acudido a felicitarle... Cada año festejaban, pero a decir verdad, se olvidaban de lo fundamental de la fiesta…

Muy probablemente a nosotros nos suceda lo mismo en varias celebridades. Puede que participemos en muchas fiestas sin tener en consideración los motivos que dan pie al evento. Si esto es así, entonces es una buena oportunidad para reflexionar.
El Calendario Litúrgico de la Iglesia Católica nos marca ciertas celebraciones, las cuales debemos vivirlas intensamente para hacer más gozosa nuestra fe.

Muchos elementos que no corresponden a nuestra religión puede que desvíen el verdadero significado de nuestras conmemoraciones. Por ello debemos estar atentos para no desaprovechar tanta riqueza que resulta de las mismas.

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