viernes, 21 de mayo de 2010

Lo que más nos hunde


Espino


Más que un modo de pensar, la soledad es sobre todo una experiencia: es no encontrar salida, estar obturado en el aislamiento y en la pérdida de diálogo. Es no tener a nadie con quien hablar, con quien desahogarse. Es cuando nadie me conoce ni me quiere, ni me busca y me dice lo que tengo que hacer para superar las adversidades de mi camino.

La soledad es no tener interlocutor, no encontrar réplica en otra persona, no tener amigo o amiga. Es no tener a nadie con quien estar, para entablar comunicación, para ayudar y ser ayudado. Es un proyecto vital solitario donde con nadie se comparte, donde la tarea de vivir no es común.

La soledad es la frustración redical de la persona, un ser esencialmente capaz de dar. No podemos darnos a una piedra porque es un dar muy corto para lo que somos. A quien podemos dar deveras es a alguien como nosotros, es decir el “otro”. Y si no hay “otro” me frustro porque no expreso mi ser, no saco nada de mi, no recibo nada, me pierdo. La soledad es no recibir correspondencia a mi don.

La soledad nos hunde en el sufrimiento.

lunes, 3 de mayo de 2010

¿Qué me inspira?


Espino


La verdad es un elemento constitutivo de la vida humana. Toda persona tiene su verdad inspiradora. El crecimiento del hombre se realiza por su inspiración. Ella es la que enciende las alas de las dormidas capacidades humanas. Por eso las hazañas son tan decisivas. Expresan la máxima tensión de conquista, de esfuerzo, de una verdad captada.

Quien no entiende el dinamismo de las proezas humanas no entiende al hombre mismo. Negar la verdad es negar la mayor parte de la grandeza del hombre. Suprimirla es suprimir la inspiración, el arte, el ejercicio de libertad.

El hombre no puede vivir sin verdad, carecería de inspiración.

La verdadera alegría se da cuado nos topamos y nos reconocemos ante la verdad.

¿Cuál es mi verdad? ¿En qué creo? ¿Qué es lo que me mueve a hacer algo, a vivir? ¿Cuál es mi inspiración central?...